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En este sentido indicamos lo siguiente:

1. La diversidad biológica abarca múltiples niveles de organización y está compuesta por atributos como la composición (¿quiénes son?), estructura (¿cuántos son?) y función (¿qué hacen?). Los tres componentes de la biodiversidad son interdependientes y están anidados en cada nivel de organización. Por lo tanto, perturbaciones en el componente de un nivel suelen tener efectos en cascada hacia otros componentes en distintos niveles. Niveles más altos de organización incorporan y constriñen niveles más bajos, de tal manera que el nivel de ecosistema engloba la comunidad biológica que lo compone, las poblaciones de cada especie que forman la comunidad, los individuos componentes de cada población y los genes sujetos a selección. La teoría ecológica nos permite estudiar la dinámica de los tres componentes de la biodiversidad a cada nivel, y al entender cómo interactúan con la sociedad humana, podemos proponer estrategias de manejo para el desarrollo sustentable de la sociedad, lo que conocemos como conservación de la biodiversidad.
2. La teoría de sistemas nos enseña que un sistema se puede auto-regular por medio de mecanismos de retroalimentación, de tal manera que los sistemas naturales tienen propiedades de resistencia y resiliencia al cambio. Todo sistema natural mantiene una dinámica que determina un estado estable, el cual la sociedad humana llama ecosistema. Un sistema puede tener mayor resistencia a una perturbación y cambiar poco, y también puede tener alta resiliencia y regresar a su estado inicial en menos tiempo después de una perturbación. La resistencia y resiliencia dependen de los componentes del sistema y de cómo interactúan entre si. Sin embargo, una perturbación suficientemente fuerte o frecuente es capaz de llevar un sistema mas allá de su capacidad de resistencia y resiliencia. Cuando esto sucede un sistema no logra regresar a su estado estable inicial, y cambia de estado al entrar a un estado estable alternativo. En ecología, el cambio de estado de un sistema se denomina colapso, el homologo operativo de ecosistema para extinción a nivel de especies. Evidentemente, si un ecosistema colapsa, una gran parte de las poblaciones de especies componentes se extinguen. Destacamos que hemos aplicado los criterios de la Lista Roja de Ecosistemas de la IUCN para determinar su estado de conservación. Encontramos que de los 19 ecosistemas terrestres reconocidos por El Salvador, Todos menos uno califican como amenazados: 6 (32%) están en peligro, 11 (58%) están en peligro critico y 1 (5%) ha colapsado (Crespin & Simonetti 2015).
3. ¿Por que esto le debería importar a la sociedad? Porque somos parte de las comunidades biológicas que componen a los sistemas naturales. Nuestra permanencia depende directamente de lograr la coexistencia con el resto de la biodiversidad. Esto es evidente al valorar la biodiversidad de El Salvador, tal como lo hemos hecho cuando estimamos el valor económico de los servicios ecosistémicos según The Economics of Ecosystems and Biodiversity (TEEB). Todo país se mantiene por su capital humano, manufacturado y natural. Nosotros encontramos que para el 2011, el capital natural de El Salvador equivale al 44% del PIB (Crespin & Simonetti 2016). Esto implica que la sociedad salvadoreña evita un costo adicional de 9.5 mil millones de dólares anualmente para mantener la misma calidad de vida. Perder biodiversidad, a cualquier nivel o componente, como vemos en el caso de los Ríos Magdalena y Paz, implica perder el flujo de bienes y servicios ecosistémicos que sustentan a la sociedad.
4. El Salvador ha ratificado el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD), cuyo Artículo 6 obliga a integrar “… la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica en los planes, programas y políticas sectoriales o intersectoriales.” Además, la Meta Aichi 8 del mismo convenio explicita que “para 2020, se habrá llevado la contaminación, incluida aquella producida por exceso de nutrientes, a niveles que no resulten perjudiciales para el funcionamiento de los ecosistemas y para la diversidad biológica.”
5. Restauración ecológica implica llevar un ecosistema a su estado estable inicial. Un sistema se puede restaurar de manera pasiva, permitiendo que la resistencia y resiliencia de un sistema haga el trabajo, o activa, induciendo perturbaciones con el propósito de regresar al estado estable inicial. Se haga restauración activa o pasiva, cualquier proyecto que apunte a restaurar un ecosistema requiere determinar los componentes del estado estable inicial, bióticos y abióticos. La teoría ecológica se vuelve indispensable.

Por lo tanto:

1. El estado, al no actualizar la institucionalización de la biodiversidad por medio de instrumentos legales de fiscalización y compensación, entra en incumplimiento del Artículo 6 de la CBD.
2. El estado salvadoreño debe desarrollar y actualizar los instrumentos legales de manera inmediata y retroactiva para lidiar con impactos ambientales, sin olvidar el componente biótico, la biodiversidad. Esto implica actualizar tanto la institucionalización como la instrumentación legal de la biodiversidad lo suficiente para detener y compensar los múltiples impactos causadas en los demás sistemas naturales por amenazas como el cambio de uso de suelo, tanto para la producción de comida como habitación. Dado que la sociedad necesita comer y habitar, esto significa desarrollar estrategias para coexistir con el resto de la biodiversidad: hacer conservación.
3. Exigimos el uso de compensaciones equivalentes para todo impacto al medio ambiente. Multar por el impacto a la biodiversidad no es compensación, es vender el patrimonio. Compensación equivalente es la reposición de lo perdido por el perpetrador. Una vez que el impacto ha sido identificado, se ejecutan acciones de mitigación y reparación que resultan en un impacto residual, y es ese residuo el que debe ser compensado de tal manera de lograr a una pérdida neta de cero. La compensación debe ser medible y demostrar que es capaz de contrarrestar las perdidas. Este sistema asegura la compensación de los daños que usualmente resultan en un mayor costo para el perpetrador que pagar una multa.
4. De seguir con la multa, exigimos su estimación correcta. Las multas resultantes de los cambios en política pública anteriormente mencionados, deben ser por lo menos de la misma magnitud que el valor de los servicios ecosistémicos perdidos. Aclarando, este valor se puede estimar y no es menor. Existen metodologías para estimar cada uno de los 22 servicios descritos por el TEEB. Esperamos que estos fondos financien los proyectos de restauración ecológica que sin duda pronto deberán ser anunciados. La conservación es una disciplina de emergencia, por lo que el tiempo es crítico, de tal manera que esperamos que pronto se abran convocaciones para postular a estos proyectos.
5. Además, las compensaciones por impactos ambientales deben ser destinadas tanto a solucionar el impacto, como también a un fondo de investigación al cual científicos salvadoreños pueden postular para financiar sus proyectos de investigación. Dirigir montos de compensaciones hacia fondos concursables (los cuales no existen) no sería más que cumplir con el Artículo 12 de la CBD, el cual obliga a promover y fomentar “…la investigación que contribuya a la conservación y a la utilización sostenible de la diversidad biológica, particularmente en los países en desarrollo…”.
6. Cualquier concurso a un Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, llámese FONDECYT, debe ser gestionado por una comisión compuesta por académicos nacionales y extranjeros convocados públicamente en base a criterios establecidos, tales como numero de publicaciones científicas y obtención de postítulos, además de experiencia verificable en la ejecución de proyectos de investigación. En el caso de proyectos aplicados, como restauración ecológica, dicha comisión debe incluir instituciones gubernamentales y municipales pertinentes a comunidades afectadas.
7. Por último, aplaudimos el Plan de Recuperación de Ríos Urbanos del MARN. Disminuir niveles de contaminación apunta al componente abiótico de un ecosistema. Sin embargo, como hemos establecido, recuperar un ecosistema implica hacer restauración ecológica, de tal manera que el componente biótico debe ser incluido. Eliminar la amenaza de la contaminación es un primer paso para permitir posteriores acciones de compensación como restaurar la biodiversidad que se perdió. En concreto, cualquier proyecto de restauración debe llevarse a cabo dentro de un marco de Gestión Adaptativa, el cual específicamente incorpora la investigación en las acciones de conservación, mediante la integración del diseño, manejo y monitoreo, para sistemáticamente probar supuestos, con los cuales el proyecto se adapta y aprende. Para esto existen Estándares Abiertos para la Práctica de la Conservación que facilitan un protocolo aplicable a cualquier objeto de conservación.

Corolario

Aunque somos capaces de restaurar ecosistemas, es más costo-efectivo prevenir el daño mediante estrategias de manejo sustentable. Estrategias preventivas de conservación son más baratas de implementar que estrategias reactivas (como la restauración), de la misma manera que prevenir una enfermedad cuesta menos que pagar el costo de la cura. Por lo tanto, llevar a cabo prácticas de desarrollo sustentable manteniendo buen estado de conservación de la biodiversidad parece no ser un problema de recursos económicos, sino más bien una falta de voluntad política. Fácilmente remediable.

Referencias

Crespin SJ & Simonetti JA (2015) Predicting ecosystem collapse: Spatial factors that influence risks to tropical ecosystems. Austral Ecology 40: 492–501. doi: 10.1111/aec.12209

Crespin SJ & Simonetti JA (2016) Loss of ecosystem services and the decapitalization of nature in El Salvador. Ecosystem Services 17: 5–13. doi: 10.1016/j.ecoser.2015.10.020